La razón principal del calentamiento global es la combustión de enormes volúmenes de petróleo, gas natural y carbón, la tala de bosques y algunos métodos de explotación agrícola, que incrementan las concentraciones de los llamados “gases del efecto invernadero” en la atmósfera, como por ejemplo el dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.
Estos gases, en una concentración menor al 1%, constituyen componentes normales de la atmósfera ya que impiden que parte del calor solar regrese al espacio, manteniendo una temperatura apta para el desarrollo de la vida. Sin embargo, cuando aumentan sus porcentajes, mayores cantidades de calor son retenidas por la atmósfera y en consecuencia, se eleva la temperatura terrestre y se modifica el clima.
Estudios realizados en base a datos recolectados por los investigadores del Whale Conservation Institute / Instituto de Conservacion de Ballenas en Península Valdés evidencian una estrecha relación entre las condiciones climáticas y la variabilidad en el éxito reproductivo de la ballena franca austral.
Aunque existe escasa información al respecto, la ballena franca se alimentaría principalmente de krill en las aguas del Atlántico Sur. La densidad de krill se relaciona inversamente con la temperatura del mar, es decir que a mayor temperatura hay una menor densidad de krill, lo que indica una correlación entre los factores climáticos y el éxito reproductivo en esta especie.
A su vez, el análisis de los datos de largo plazo del Programa Ballena Franca Austral ha demostrado que existe una reducción en la tasa de nacimiento de ballenatos cuando la disponibilidad de krill disminuye. Es posible además, que algunos ballenatos que nacen en años de baja densidad de krill (es decir, años de escaso alimento para las ballenas) estén desnutridos al nacer, o que no obtengan suficiente leche de sus madres durante las primeras semanas de vida. Así, sus probabilidades de sobrevivir pueden reducirse, aunque esto por ahora es sólo una conjetura que requiere de más investigaciones para ser confirmada.
Con el objeto de determinar cómo el cambio climático afecta a los cetáceos, se realiza un Taller organizado por la Comisión Ballenera Internacional en Siena, Italia, del 21 al 25 de febrero. El taller reune a expertos en biología de cetáceos, modelos poblacionales, ecosistemas marinos y cambio climático, y busca mejorar las probabilidades de conservación de los cetáceos ante el cambio climático.
Vicky Rowntree, Directora del Programa Ballena Franca Austral participa en la comisión organizadora de este taller. Allí, Vicky expondrá la información más reciente sobre el estado poblacional de las ballenas francas basada en el análisis de los relevamientos de fotoidentificación luego de casi cuatro décadas de estudios continuos en Península Valdés. Esperamos que el Taller permita el intercambio de información sobre los efectos del cambio climático en las poblaciones de cetáceos del mundo, y que sea fructífero para la elaboración de estrategias que ayuden a reducir su impacto sobre las ballenas… y en definitiva, sobre nosotros mismos.
por Mariano Sironi - Desde la Isla Grande de Chiloé, Chile
(*)Fuente: Texto facilitado vía e-mail por Willow, editora de este Blog
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